La Selección Argentina el 16 de Junio de 1986, en los octavos de final, había derrotado a Uruguay por 1-0, con un gol de Pedro Pasculli. Fue una tarde con temperaturas muy altas, en el que los jugadores terminaron con la casaca completamente empapada de sudor, ya que aquella camiseta era más ajustada y de algodón.
Posteriormente al encuentro, Carlos Bilardo, realizó su queja con la marca y se negó a volver a jugar con la camiseta en cuestión, su pedido fue claro, camisetas que sean acorde al clima de México.
El gerente administrativo de AFA, Rubén Moschella, contó que Bilardo, realizó unas modificaciones en las camisetas con una tijera, todo a pulmón, pero se dieron cuenta que tenía unos orificios demasiados grandes y era imposible poder usarlas.
La Asociación del Fútbol Argentino, hizo el reclamo y el pedido urgente a la marca francesa, para que diseñen un nuevo formato de la camiseta, pero desde allí contestaron lo siguiente "Imposible en tan poco tiempo". Comenzó una nueva aventura dentro de una travesía histórica, Moschella, fue en busca de las camisetas por casi todo Ciudad de México y logra encontrar un local que tenía dos diseños de la indumentaria de la marca.
Ya teniendo el color definido y con las camisetas en mano, comienza otro desafío, la colocación de los números y el escudo de AFA. Rápidamente fue creado por un trabajador del América, logra obtener un resultado bastante parecido pero se olvidó los laureles que tenía por fuera. A horas del encuentro, durante la noche, se cambiaron de profesión al menos por un rato y se pusieron tanto los jugadores como ayudantes del plantel, a colaborar con las operarias del América para poder terminar de confeccionar las camisetas.
Finalmente llega el encuentro frente a Inglaterra, donde la Argentina venció 2-1 con dos goles que quedarán en la memoria del pueblo argentino, Diego Armando Maradona marcaba el famoso "La Mano de Dios" y el "Gol del Siglo", con esta victoria clave, pasaban de ronda para vencer 2-0 a Bélgica y luego a Alemania Federal por 3-2, para poder consagrarse campeones del mundo.
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